27 de septiembre, Día Mundial del Turismo
El Día Mundial del Turismo, del Año Internacional del Turismo Sostenible, parece el mejor momento para hacer una reflexión sobre el tema. Al contrario de lo que se pudiera pensar a priori, la definición de turismo sostenible va mucho más allá de la protección del medio ambiente.
Abogar por un turismo sostenible supone una actitud, una actitud que contempla todas las posibles futuras consecuencias de la actividad y, responsablemente, desarrolla los mecanismos necesarios para aprovechar su potencial, minimizando el impacto negativo.
El turismo así concebido es una herramienta de desarrollo, tiene la capacidad de activar cinco acciones simultáneas que implican tanto al destino como a los visitantes y pueden ser clave para mejorar la calidad de vida de ambos:
1. Crecimiento económico inclusivo y sostenible
Los datos económicos derivados del turismo hablan por sí solos, de hecho hay ya muchas voces que utilizan el término “industria” en referencia al sector, es una forma de reconocer las múltiples repercusiones que tiene ya la actividad y su capacidad de generar toda una red de productos-servicios, como si de una manufactura se tratara.
2. Inclusión social, empleo y reducción de la pobreza
El gran potencial de esta actividad como catalizador del desarrollo está en que la masificación de los destinos tradicionales y la evolución de las necesidades y expectativas del turista induce al descubrimiento de nuevas rutas. Se prevé que el 57% de las llegadas de turistas internacionales en 2030 se de en economías emergentes, los datos revelan además, que las mujeres empresarias son casi el doble que en otros sectores
3. Uso eficiente de los recursos, protección ambiental y lucha contra el cambio climático
El sector, consciente de que su materia prima tiene un delicado equilibrio, se ha comprometido a reducir su 5% de emisiones de CO² e incrementa los fondos para conservación del patrimonio, la vida silvestre y el medio ambiente con lo que se convierte en una herramienta para proteger y recuperar la biodiversidad. Se prevé que en 2030 deberá gestionar de manera sostenible 1.800 millones de turistas internacionales
4. Valores culturales, diversidad y patrimonio
El interés por viajar y conocer otras culturas revitaliza actividades y costumbres tradicionales que de otra forma hubieran quedado sepultadas por la evolución, empodera a las comunidades y les instila orgullo, promueve la diversidad cultural y sensibiliza respecto al valor del patrimonio
5. Entendimiento mutuo, paz y seguridad
El contacto de la persona con otras realidades derriba barreras y tiende puentes entre visitantes y anfitriones, viajar ofrece oportunidades de encuentros interculturales que pueden promover la paz.
A pesar de lo que pueda parecer, es un sector resistente que se recupera con rapidez de las amenazas para la seguridad y una eficaz herramienta de diplomacia blanda.
Por todo ello la Organización Mundial del Turismo define turismo sostenible como
“El turismo que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas”.
Y deja claro que no solamente se trata de un requerimiento dirigido a empresas y países, al contrario, quiere involucrar también al usuario con acciones simbólicas como la publicación de una guía con «Consejos prácticos para el viajero responsable» o el propio hashtag #TravelEnjoyRespect.